Tatiana, la desleal

Tatiana, la desleal
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Contrario a lo que muchos declaran pensar en estos días, no soy de las que cree que el neoliberalismo sea el origen y razón de todos nuestros males. Creo, en cambio, que el problema más profundo de este país es la indolencia ante la injusticia. Mi impresión, de hecho, es que los 30 millones de votos de López Obrador reflejan el hartazgo con un sistema que no equilibra las desventajas, pero, sobre todo, en el que la gestión de lo público no se rige por la decencia, la vergüenza o la sensatez.

No hay una instancia que en lo cotidiano restrinja y corrija lo que está mal. La sensación de abuso, de desprotección, de injusticia está presente todos los días en todos lados.

La gran mayoría de los trabajadores ganan menos de diez mil pesos por recorrer trayectos eternos y cumplir jornadas extenuantes. Casi todas las mujeres han sido abusadas o acosadas sexualmente. Un automovilista prepotente puede prender el limpiaparabrisas a un niño de la calle mientras éste quiere limpiar el vidrio. Un niño puede vivir en la calle sin que nadie sienta la necesidad de resolverlo. Los familiares de los enfermos en instituciones públicas de salud tienen que comprar sus propios medicamentos, como si alguien les hiciera el favor de prestarles una cama. Los vecinos pueden tener fiestas toda la noche. O invadir la banqueta con su taller de hojalatería. Las empresas pueden vender productos defectuosos y servicios incompetentes.

Pero, sobre todo, los diputados, los senadores, los secretarios de Estado, los gobernadores pueden darse sueldos y aguinaldos millonarios; acomodar a sus amigos en instituciones presuntamente autónomas; votar en el sentido en que negoció su dirigencia, en vez de lo que dicta su conciencia. Y no pasa nada.

En este país es normal ver la actitud de Mario Delgado, quejándose hace años de la militarización del país y luego coordinando el voto legislativo de su bancada en favor de la versión más inconstitucional de ella; quejándose del abuso inmobiliario hace unos años y luego callado frente al mismo abuso el día de hoy.

Hay políticos que adquieren fuerza siendo comparsa y hay los que adquieren fuerza siendo voz. Por eso ha sido tan refrescante ver a Tatiana Clouthier llamar a la sensatez. Mostrar “deslealtad” a Andrés Manuel mostrando lealtad a sus principios.

Tatiana Clouthier, Matha Tagle y Nestora Salgado (en el voto en contra de ampliar el catálogo de delitos meritorios de la prisión preventiva) y, quién lo iba a decir, Layda Sansores (manifestándose en contra del abuso inmobiliario que se anticipa en terrenos de la Sedena). Todas ellas levantaron la voz desde lo que parece un llamado de conciencia. Un acto prácticamente desconocido en nuestras dinámicas políticas que viene de, hay que señalarlo, un grupo de mujeres, de ésas a las que por tanto tiempo se nos negó el voto porque no tendríamos opinión propia.

Independientemente de lo que se opine de la Guardia Nacional, es refrescante ver a políticas que digan que no, que no está bien, que no pueden votar por algo que les produce resquemor.

Diferentes a las voces que abundan diciendo “soy obradorista, pero estoy en contra de la Guardia Nacional”; de quienes creen que tienen que declarar lealtad primero, para poder validar su disenso; de quienes tienen que decir que no es un ataque pensar, pensar distinto.

Yo creo que es una lección. Para nosotros, los ciudadanos, que nos hemos acostumbrado a las negociaciones atropelladas, contra las que no podemos oponernos eficazmente, porque da lo mismo lo que pensemos. Debemos encontrar y apoyar a estas legisladoras (¿hay también legisladores?) que votan con conciencia de la dimensión de su labor.

Pero también es un aprendizaje para ellas. De que pueden ser decentes; pueden tener vergüenza; pueden votar con conciencia; y las vamos a apoyar. Independientemente de lo que digan AMLO o Yeidckol o quien sea: las vamos a apoyar.

Así que, gracias, Tatiana, por el ejemplo en esta discusión. Gracias por la congruencia refrescante y por el aprendizaje. Esperamos que tu voz siga fuerte en enero, cuando se retome la discusión.

PD: Feliz Navidad a los lectores que la festejan. Les deseo que sean días de intenso cariño y profunda paz.

*Especialista en discurso político. Directora de Discurseros SC.

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