Tengan, contrapesos, se las regalo

Tengan, contrapesos, se las regalo
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Primer acto: la Suprema Corte de Justicia de la Nación envía un tuit diciendo que “se reitera que es falso que en el PJF alguien gane ni remotamente 600 mil pesos mensuales” y publican un tabulador que pretende probarlo. En vez de emitir un comunicado argumentando que se desechó la norma que pretendía bajar los salarios porque invadía facultades, porque amenazaba la división de poderes, porque no cumplía con parámetros básicos de constitucionalidad, se ponen a defender que no ganan 600, sino 500 o 300 o lo que sea, pero cientos de veces más que el salario promedio en el país.

Contra toda lógica, la Corte entra en el juego de defender sus estratosféricos salarios. A esta campaña se suman los magistrados. Parecen no entender que comprar ese pleito es validarlo, que la discusión no trataba de eso. Se atoran en el ángulo narrativo que no pueden ganar, pero que tampoco les corresponde. Validan el ataque. Pierden consciencia sobre su papel en democracia. Pierden la discusión. Obvio.

Segundo acto: Tres diputados del PAN en el Pleno de la Cámara de Diputados sostienen cartulinas con las cifras de asesinatos de los primeros días de los sexenios de Calderón, Peña y López Obrador. El impresentable de Jorge Romero incluso sonríe con los 208 asesinatos que se acumulan en su pecho. Me imagino que tratan de demostrar que AMLO lo está haciendo todavía peor que los de antes. ¿Estamos todos locos o qué nos pasa?

En vez de organizar una mesa de expertos, reunir a funcionarios de las administraciones pasadas a que expliquen lo que aprendieron, criticar las fallas en el planteamiento de la Guardia Nacional a partir de encontrar los errores ya cometidos y que no deben repetirse, hacen cartulinas presumiendo el número de muertos. No lo concibo.

Tercer acto: Rafael Moreno Valle y Miguel Ángel Osorio Chong denuncian la arbitrariedad en el proceso de sustitución de Juan Zepeda en la Comisión de Justicia para validar la elección de un/una ministro/a. Reconozco que mínimo se les ocurrió hacer una rueda de prensa para explicar por qué reventaron el quórum.

El otrora secretario de Gobernación acusa a Morena de querer “vulnerar los derechos de Juan Zepeda y de todos los senadores”. Los derechos de los senadores. Santo Dios. Nadie argumenta el atropello de aprobar ministros con filiación activa en un partido político. Nadie explica sus implicaciones. Nadie habla de los ciudadanos, de la justicia, del derecho ciudadano al cuidado de la democracia, del cinismo, del conato autoritario. Nadie menciona nada que pueda interesarle a la ciudadanía. Se vulneraron los “derechos de los senadores”  y todo parece indicar que esperan nuestra empatía. ¿En qué burbuja vivirán?

Parece que tampoco como oposición entienden nada, así que, estimados contrapesos, ahí les va una breve guía que espero eleve el necesario debate en este país:

1) Si ustedes empezaron el problema, asuman sus errores, hablen de sus aprendizajes y sugieran desde la autocrítica. Y sólo desde ahí.

2) Si la discusión es sobre privilegios, no los defiendan. A veces, de hecho, no son privilegios. Presenten el otro ángulo. Y entonces fraséenlo de forma que sea comprensible para quien siempre ha sido marginado.

3) Si su queja revela otro afectado que no sea la ciudadanía, repiensen hasta encontrar cómo, en su caso, esta decisión afecta a la ciudadanía.

4) Cuantifiquen pérdidas económicas de las decisiones de gobierno y háganlas imaginables para cualquiera. Adopten el legítimo discurso del ofensivo oprobio.

5) ¿Tienen un audio con algún funcionario prometiendo lo contrario de lo que hace? Preséntenlo, digan por qué eso viola la confianza.

6) No mencionen Venezuela. Por favor. No le significa nada a nadie.

7) Argumenten en formato asequible a cualquier persona. Usen lenguaje claro y llano, argumentos directos, causalidades lógicas, historias verdaderas.

8) Eviten el uso de las palabras “chairo” y “fifí”. Es terrible.

9) Acuérdense de que no están en campaña. De pronto sí tienen que ser un contrapeso por el bien de la democracia, del país, y no de ustedes. Aprendan a valorar eso.

10)    Finalmente, de ser posible, reconozcan lo bueno, validen a sus interlocutores, propongan cuando critiquen, cuenten historias convincentes, sálganse de su ombligo.

Quedo en espera. Gracias y de nada.

*Especialista en discurso político.
Directora de Discurseros SC

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