Por fin di el mensaje del Informe.Francamente no tenía muchas ganas. Me hubiera gustado seguir grabando los promocionales del Quinto Informe.
Hace muchos meses que no me sentía tan contento. Prácticamente estuvimos un mes grabando. Me recordó cuando era candidato. ¡Cómo extraño ser candidato! A la gente se le olvida, pero fui un gran candidato. Me acuerdo bien cómo me recibían en los mítines. Durante toda la campaña, a donde llegara, presumía mis antebrazos arañados de frenesí, una emoción que no he vuelto a ver desde que tomé protesta.
Últimamente me siento abandonado. Estamos en el ocaso del poder. Sabía que iba a llegar este momento en el sexenio, pero no pensé que tan pronto. El gabinete se vació de escuderos. Todos andan distraídos queriendo ser presidentes. Si supieran… ¿Cómo le hacían los Presidentes de antes para mantenerlos a raya? Ahora resulta que yo, el Presidente de la República- y no al revés -, tengo que salir a cubrir a Gerardo, que ni con lo del socavón se quiso ir; tengo que proteger al “Chino”… los gringos ya me advirtieron que no se quieren ni sentar con él, pero no le puedo pedir que se vaya. Hace muchos años aprendí que es mejor llevarla en paz con él. Todos los gobernadores en los que confié me quedaron mal. A ver, no esperaba que no robaran, pero pensé que serían más cuidadosos, menos atascados. También de Emilio esperaba más, mínimo más lealtad. En la campaña todo había salido muy bien. ¿Cuándo se transformó todo?
Nadie en el gabinete sale a defenderme, a defendernos, a defender nuestro legado. ¿Cuándo se ha visto esto?
Pero bueno, la semana pasada tuve que salir con disposición y sonrisa. Me pidieron mostrar entusiasmo que no sabía ni de dónde sacar; entonar un optimismo que no encuentra eco. Y ya me habían advertido los del sexenio anterior. La función pública es ingrata. Nadie te reconoce nada. Nadie ve el esfuerzo que haces. Piensan que de verdad uno quiere lo peor para el país. Y no es cierto. Uno quiere dejar una buena marca. Claro, también quiere aprovechar el lugar y eso es lo que interfiere. Sobre todo cuando todo el gabinete anda asegurándose un futuro.
Pero bueno, desde que leí el discurso me pareció inapropiado. Tenía un tono demasiado “primer informe”, muy triunfalista. Ya sabía yo que me iban a criticar.
La verdad, me hubiera gustado decirle a la gente que entiendo su enojo. Miles de millones de pesos gastados y seguimos rodeados de pobres y de muertos. Pero no podía hacer eso.
Frank sugirió que hablara de todos los datos del fortalecimiento de las instituciones de seguridad, de cómo la economía prospera y el futuro nos debe llenar de esperanza. La verdad, me sentí incómodo. ¿Cómo se explica que a pesar de todos nuestros esfuerzos, todo siga igual? ¿Cómo explicamos que hay más muertos que nunca?
Pusieron una línea diciendo que en 10 años vamos a acabar con la pobreza en este país. Desde mi punto de vista, se pasaron… Todos sabemos que eso no va a pasar nunca. Y menos, ahora que ya salió el reportaje que confirma que el dinero para los pobres nos lo gastamos en elecciones.
Aurelio necesitaba que hablara de la Reforma Educativa. El problema es que con todas las reformas pasa lo mismo. Todavía no se ven los resultados. Me preocupa pensar que tal vez nunca se vayan a ver y que vamos a necesitar otro pretexto de por qué no crecemos. Por eso he tratado de revivir eso de que la corrupción es cultural. Necesitamos que la gente vea que no es un tema priista, sino nacional.
Es nuestra única chance de sobrevivir el 2018. Y, a como veo a los otros, en una de ésas, hasta lo ganamos.
Ojalá me hubieran dejado salir a explicar cómo me imaginaba el país y por qué le aposté a lo que le aposté. Ojalá me hubieran dejado explicar en qué fallamos y por qué. Creo que una plática sincera podría habernos reconciliado. El país lo necesita. Pero no pude. No se me permite la vulnerabilidad. Soy Presidente. En este país, no puedo flaquear, ni aunque eso pudiera fortalecerme. Así escogió México a su presidencialismo. En fin, ya sólo falta un año…
*Especialista en discurso. Directora de Discurseros SC
