Vivir con miedo

Vivir con miedo
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30 de agosto de 2017. Mediodía. Se celebra la 42º Sesión del Consejo Nacional de Seguridad Pública. El Dr. Miguel Ángel Mancera Espinosa ofrece su discurso en Palacio Nacional.

“Para todas y todos los aquí reunidos, es más que evidente que ninguno de los distintos órdenes de gobierno puede, en solitario, hacer frente a los temas que exige y que demanda la agenda pública nacional”.

30 de agosto. 21:00 horas. Voy manejando rumbo a mi casa. Tomo la salida de Viaducto justo antes de dar vuelta a Monterrey, en la Ciudad de México. Cambio en mi celular la canción que voy escuchando. De repente un jovencito de 18 años —a lo mucho— golpea mi ventana.

Me tardo en reaccionar. ¿Quiere dinero? Me dispongo a dárselo. Vuelve a tocar furioso la ventana “¡Abre la ventana! Te voy a aventar, te voy a aventar…” y vuelve a tocar con los nudillos. No, no quiere una moneda. Es un asalto. ¿Quiere mi celular?

Ya había yo escuchado que cuando tienes tanto miedo, el tiempo se paraliza. Todo va muy lento. No lo había vivido, pero es cierto. Estoy a punto de abrir la ventana para darle el celular y mi instinto aprieta el botón para cerrar los seguros, en caso de que estuvieran abiertos. El muchacho voltea a su izquierda como pidiendo ayuda. Está enfurecido, pero también tiene miedo. Volteo hacia donde se dirige su mirada. Al chofer del coche frente al mío ya lo bajaron a punta de pistola. Oigo el ruido de la ciudad como en segundo plano, llueve, las luces aturden. Ni loca voy a bajarme. ¿Qué tal que me secuestran o me matan ahí mismo? Veo que el muchacho que me amenaza tiene las manos vacías. No tiene pistola.

Insiste: “¡Abre la ventana!”. Algo en mí detecta movimiento y doy un volantazo para meterme entre los coches. Inauguro un nuevo carril. Casi lo logro. El chavo avienta algo contra mi vidrio y se revienta el cristal. Los coches avanzan lentamente. ¿Será que lo voy a lograr? Salgo despavorida tocando el cláxon. Los demás coches siguen en cámara lenta. Nadie acelera. Gracias a Dios, logro escapar.

“Sin duda, una de las demandas más sentidas en nuestra población, y que todos los días vive en carne propia, es la de los estragos de la delincuencia y el crimen que se realizan en nuestras calles”, prosigue el Dr. Mancera.

“Por ello, en principio, reconozco la importancia que tiene la participación de todos y cada uno de los aquí reunidos. Dar soluciones contundentes a estos asuntos de interés colectivo, parte de la voluntad y de los acuerdos. Hay quienes estamos dando cuenta de un compromiso inquebrantable”.

“Los reunidos aquí, estamos decididos a impulsar una coordinación efectiva para fortalecer programas y acciones concretas tanto a nivel Federal como local. Los desafíos que enfrentamos son grandes, pero se han dado pasos importantes”.

Llego a mi casa aterrada. Denuncio en Twitter. ¿Levantar una denuncia? ¿Qué tengan mis datos? Sí, dénme un minuto. Inmediatamente otro usuario me reporta un asalto en la misma calle, en la misma esquina, un día antes. Y otro día antes también. Los vecinos me mandan fotos de la policía vigilando en contraesquina. ¿Cómo pudo pasar? ¿Se fueron? ¿Estaban ahí y no lo vieron? ¿Estaban ahí y se hicieron los locos?

“Tener la capacidad operativa para enfrentar a las personas que están buscando reincidir en actividades delictivas y, por supuesto, luchar contra todos los ámbitos de impunidad”, continúa el Dr. Mancera.

Coordinación, esfuerzos, compromisos, más presupuesto, blablablá. Ya sé que llego tarde a esta tendencia, pero, qué feo es vivir con miedo…

*Economista y Politóloga. Directora de Discurseros SC

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