Todos la vimos. En el video se escucha clarito que el dinero es para López Obrador. Se está negociando un “acercamiento con él”. Como en tantas otras campañas donde las donaciones extralegales (ilegales) prometen acercamiento y donaciones más grandes aseguran favores desde el poder que ese dinero ayuda a conquistar.
Ya Santiago Nieto, titular de la Fiscalía Especializada para la Atención de los Delitos Electorales, dijo que era un delito, independientemente del origen del dinero, y ya inició una averiguación de oficio.
Al día siguiente, nuestra clase política despertó de buenas. Sobre todo los más mañosos, salieron a hacer leña del árbol caído. Felices señalaban, en redes sociales, en declaraciones a medios, en videos hechos especialmente para la ocasión: “¿Ven? ¿No que López Obrador es diferente? ¿No que es honrado? Ahí está, rodeado de puros ladrones: Bejarano, Imaz, Monreal, Cadena…”. Y tienen razón.
Nadie que le haya dedicado más de tres minutos a pensar en cómo Andrés Manuel ha financiado su gira permanente por el territorio nacional —sin entrar en cómo financia sus gastos personales desde hace una década— podrá decir con honestidad que piensa que no hay dinero desviado, no declarado, robado, pagando esos gastos. Ahora tenemos un video (oootro video) que nos recuerda que López Obrador siempre no es la “honestidad valiente” que nos había prometido ser. Ahora tenemos evidencia de que López Obrador es igual que el resto.
Y está bien, señores, políticos. Está bien. Viralicen la imagen. Es obscena. Montones de dinero que familias enteras nunca van a reunir en su vida. Fajos que se toman con una normalidad que los hacen parecer regla y no excepción. Vean a Eva Cadena llenarse la boca y los oídos de cómo “Andrés Manuel va a hacer las cosas diferente” mientras recibe medio millón de pesos en efectivo, impávida, sin alterar su gesto. Hagan videos de Anonymous diciendo que AMLO es el diablo. Hagan ediciones que recuerden a Bejarano y su cinismo. Hagan todo eso, pero, por piedad de Dios, háganlo bien.
Porque ni para eso nuestra clase política puede ser sensata, mesurada, decente. Enrique Ochoa (Enrique ni más ni menos que Ochoa) saca no uno, sino dos videos acusando a López Obrador de ser un corrupto. Entra a miles de entrevistas a declarar que “México no se merece un cinismo como el de López Obrador” (esteeeeeh). Enrique Ochoa, que solito tiene cientos de concesiones de taxis tramitadas, según grupo Reforma, de manera irregular. Enrique Ochoa el que se autoliquidó de la CFE. Pero, sobre todo, Enrique Ochoa, el dirigente del PRI. El PRI, ese partido que alberga a la secretaria particular de Héctor Yunes compartiendo en snapchat fotografías de la campaña del año pasado, que en el fondo muestran maletas de dinero en efectivo (es correcto, maletas. No una bolsita de papel manila. Ma-le-tas). El PRI, el partido del Presidente de la República y su Casa Blanca. El PRI, el partido de Duarte y de Duarte, de Yarrington, de Borge y de los de antes: Hank Rhon, Raúl Salinas y tantos otros… No conforme con eso, Ochoa se reúne en conferencia de prensa con la Liga de la Justicia para exigir la renuncia de López Obrador ante tan aberrante evidencia de que es un corrupto. El grupo selecto que se reúne a exigir esta renuncia está liderado por Enrique Ochoa, pero cuenta con trayectorias tan probas como la de César Camacho, famoso por su colección de relojes de millones de pesos que tiene porque “le fascina el tiempo” o una ridiculez así. César Camacho el que logró que el PRI, que en su momento dirigía, contratara los servicios de consultoría de la empresa que, exacto, ¡también dirigía él! Y también lo acompaña Emilio Gamboa, ¿se acuerdan de Emilio Gamboa y sus conversaciones con Kamel Nacif? Emilio Gamboa el que lleva años en la cima del poder, desde que el PRI no se molestaba ni siquiera en esconder sus fraudes electorales; Emilio Gamboa el que ha salido a defender a Javier Duarte (¡!), le exige su renuncia a AMLO por corrupto. Ah, ok.
¿Y cuál es el resultado de tan genial maniobra? Pues, claro, que, en perspectiva, la corrupción de López Obrador parece la travesura de un niño. ¿Por qué, queridos políticos, por qué son así? ¿Por qué no se pueden aguantar para actuar estratégicamente? ¿Por qué no pueden dejar que el mensaje sea potente, sin jalar el reflector? ¿Por qué no pueden ser personas con tantita vergüenza, o, por lo menos, paciencia? ¿Por qué no entienden que vocero también es mensaje?
Por suerte para AMLO, un golpe potente se diluye con la necesidad de nuestros políticos de exprimirlo al máximo. Y digo por suerte porque él también, hace un video pésimo para desmentir las acusaciones. Cinco minutos y medio a velocidad AMLO (que te da tiempo de ir al baño en las pausas entre palabras). Cinco minutos y medio que se sienten como una década de vida que nunca voy a recuperar. Media TED talk para decirnos cómo todo es un invento. Que Eva Cadena recibió el dinero casi a fuerzas. Claramente es un engaño de la mafia del poder, que trajo ese dinero de Marte para incriminarlo, porque le tienen miedo a su honestidad, porque Salinas lo odia. O algo así. La verdad es que nunca le puedo poner atención por más de 30 segundos.
El saldo de todo esto es que Eva Cadena ya no es candidata a la presidencia municipal. AMLO sigue de claro puntero en las encuestas presidenciales. El PRI se siente un estratega genial. El resto de los diputados, senadores y demás políticos que se subieron al tren, se sienten super astutos y, claro, la ciudadanía está todavía más decepcionada de la política. Todo mal.