El discurso antisistema de Pedro Kumamoto

El discurso antisistema de Pedro Kumamoto

Es un joven de 25 años, el legislador más joven y el primer legislador independiente del Congreso de Jalisco. Sus videos combinan la música, el ritmo y las tomas de tal forma que conmueven, entusiasman, inspiran. En parte parece una copia inacabada de Pablo Iglesias. No tiene la solvencia, ni la elocuencia, ni la profundidad teórica del español, pero usa un tono parecido; se rodea de jóvenes parecidos; más del tipo del #yosoy132 que de los videos de generación del Miraflores. La página de internet de Kumamoto y el directorio de Podemos parecen diseñadas por la misma persona.

Pero, a diferencia del líder de Podemos, Kumamoto prefiere presentarse como un ciudadano, no como un político. A pesar de que es legislador, tiene la facultad de incidir en el espacio público, se somete a arreglos políticos (no cuestionando nombramientos a cambio de apoyo a sus iniciativas http://www.eluniversal.com.mx/articulo/estados/2016/06/19/coworking-la-t…), Kumamoto no se presenta como un ciudadano que es político y hace política.

En estos días, ha “ocupado” (de tomar espacio, no de usar, según él) los medios (como antes ha “ocupado” el Congreso) explicando la iniciativa que lo convoca a la Ciudad de México: #sinvotonohaydinero; que plantea reducir el financiamiento público de los partidos políticos, haciendo el cálculo con base en los votos válidos emitidos en la jornada electoral previa, en vez de en el padrón electoral, como se calcula actualmente.

Vale la pena decir que esta misma iniciativa la presentaron, ni más ni menos que el PRI y su secuaz, el Partido Verde, apenas el año pasado ante la Cámara de Senadores. (http://www.reforma.com/aplicaciones/articulo/default.aspx?Id=804501&Fuen…). Pasó desapercibida.

Ahora los medios están multiplicando las notas relativas. No deja de gustarles que un “independiente” haga algo. Parecería que fuera más romántico, más honesto, más auténtico. Los partidos siempre tienen motivos ocultos, agendas personales, intereses políticos.

Y, si bien la agenda de Kumamoto me parece loable, yo creo que la popularización de los discursos antisistema es precisamente lo que ha permitido la emergencia de políticos no profesionales, autoritarios, reaccionarios, extremistas e irresponsables. Defender el sistema de partidos no es defender el statu quo, ni sus decisiones, ni sus votos, ni sus ideologías, ni sus personajes. Defender el sistema de partidos es defender una forma de decidir, de generar atajos de información y de dar responsabilidad a las instituciones por la actuación de sus miembros.

En lo particular, me parece que a Kumamoto le falta pulir su discurso. No sólo definir su identidad frente a los partidos políticos (oscila consistentemente entre un “ellos” y un “aliados” cuando aprueban sus iniciativas), sino darle dimensión pertinente a su discurso.

Cada vez que habla, se traba en la prisa de repetir frases hechas que denotan inmadurez, que lo mismo enternecen que irritan. Las nociones de “estar del lado correcto de la historia” en votaciones francamente nimias; la referencia al gasolinazo como “uno de los fenómenos más críticos que se han vivido en nuestro país”; la propuesta de que “la indignación, en vez de usarla como una flama que arde y quema todo, la construyamos como pequeños fuegos que nos dan calor diariamente“ (pfff)… me dan la impresión de que su deseo de ser un personaje idílico, inspirador, transformador, traiciona su discurso. Ni todos los discursos pueden ser epifanías, ni ningún discurso puede superar su circunstancia. Exagerar su dimensión y su trascendencia, paradójicamente, le resta autenticidad y seriedad y, con ello, credibilidad.

Mi impresión es que su viaje a la CDMX es el inicio de su campaña a la diputación federal de 2018. Ya veremos, pero espero que en su trayecto por la profesión política, no pierda la ilusión de entusiasmar con emotividad. Habla bien de él apostarle a eso. Pero espero también que, en este tránsito, asuma la responsabilidad de ser parte de la clase política, como lo es, que decida transformarla desde adentro, que demuestre que la política pueden ocuparla políticos más decentes; de tal forma que en México, eventualmente, podamos defender la iniciativa, también cuando la presenta el PRI.

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